En la entrada de hoy vamos a hablar de el defecto del sulfuroso.
Aunque hay personas que engloban este defecto con el de reducción, lo cierto es que es un defecto diferente. Este defecto aparece por una aplicación excesiva de SO2. Suele ser en un intento de prevenir oxidaciones, prevenir desarrollo de microorganismos. Es un compuesto que se emplea en el vino como antiseptico. La percepción la tenemos con el SO2 libre.
Este defecto surge de una corrección que se hace en el vino en distintos proceso sobre todo cuando el vino esta acabado, durante la crianza, después de trasiegos, etc. Pero la ultima corrección se realiza antes de embotellar, y es ahí donde podemos tener el problema de poner una dosis excesiva.
El sulfuroso nos ayuda a proteger nuestro vino y conseguir vinos de gran calidad y también recordar que es inofensivo para nuestra salud.
Por regla general cuando tiene una cantidad superior a 35mg/l de SO2 libre, es cuando lo percibimos en la cata el sulfuroso.
Defecto de sulfuroso en las fases de la cata
Nosotros percibimos la presencia del sulfuroso en la fase olfativa. Percibimos un olor punzante, y azufrado que puede recordarnos el olor a cerillas recien apagadas. Es habitual que este olor al airear la copa y moverla desaparezca. De este modo desprendemos ese sulfuroso libre que se ha añadido antes del embotellado.
Cuando el sulfuroso se reduce se convierte en sulfhidrico, entonces nos encontramos el olor a huevos podridos y mercaptanos y nos enfrentamos a otro defecto el de sulfhidrico o reducido, como ya hemos comentado en esa entrada.