Las cervezas de fermentación baja se consiguen con las levaduras de la familia de las Saccharomyces Carlsbergensis. Se denominan de fermentación baja porque estas levaduras tienden a depositarse en la parte baja de los depósitos durante la fermentación. Además, esta levadura actúa a baja temperatura (de 4 a 9ºC). La denominación general para este tipo de cerveza es lager. Su nombre proviene del proceso de almacenaje al que se someten después de la primera fermentación, donde reposan varias semanas o incluso meses. Este proceso se descubrió de forma accidental en los monasterios de Baviera en el siglo XVI. Los monjes conservaban a las bajas temperaturas del invierno de Baviera las cervezas que habían fermentado, obteniendo mejoras en el sabor y textura.
Las cervezas lager son elegantes, con aromas limpios y gran complejidad y singularidad. Aunque son los tipos de cerveza de más reciente introducción en el mercado, siguen el procedimiento más habitual para la elaboración de cerveza.
Tipos de cervezas de baja fermentación
Todas las cervezas de baja fermentación están bajo la denominación de lager. Algunos de sus tipos son:
- Pilsen: su grado alcoholico está entorno a los 4º. Es la más popular en España. Son rubias, con olor a lúpulo. Tienen un cuerpo y espuma ligeros.
- Especial: con 5º alcohólicos, presenta un color ámbar. Su aroma tiene notas tostadas por la malta que se le incorpora.
- Extra: entre 6º y 7º de alcohol, esta cerveza es más compleja. Tiene tonos de oro viejo con matices de cobre por el tostado intenso del cereal. Los aromas de lúpulo son más marcados y presenta notas aromáticas de regaliz.
- Dortmund: con marcado olor a lúpulo, son cervezas doradas y amargas.
- Vienna: ambarinas de malteado suave y final seco.
- Munnich: tostadas y profundas con notas de chocolate.
- Lager americanas: las más extendidas entre el público. Se les añade almidón, maíz o arroz para hacerlas más dulces.