Los anacardos son un alimento perteneciente a los denominados frutos secos. Los anacardos, junto a las nueces de Macadamia y los pistachos son unos de los más selectos y demandados frutos secos.
Entre otras propiedades de este alimento está que contiene la misma proporción de grasas vegetales beneficiosas que el aceite de oliva. Pero hay controversia sobre su consumo, ya que este alimento puede resultar potencialmente tóxico y mortal.
Hoy, en la Tribuna del Catador: Comer o no comer os traemos los anacardos: saludables o venenosos.
El anacardo
El anacardo es un árbol originario del norte de Brasil. En el siglo XVI, los colonos portugueses lo exportaron a la India introduciéndose así en el Sudeste asiático. Su nombre, anacardo, se lo debemos a André Thevet que en este fruto vio un corazón hacia arriba (cardium: corazón, ana: hacia arriba).
Curiosidades a parte, el anacardo se produce en la actualidad en países de clima húmedo tropical como Brasil, India o Vietnam. Su expansión está justificada con los beneficios nutricionales que aportan, motivo por el cual la OMS recomienda su consumo.
Algunas de las propiedades que se les atribuyen son la capacidad de disminuir el colesterol LDL (perjudicial para la salud) y los triglicéridos. Las personas que los consumen están menos expuestas a sufrir enfermedades cardiovasculares, incluidos los infartos cerebrales. Su alto contenido en fibra, proteínas y grasas saludables los convierten en un gran aliado para la sensación de saciedad, y, por lo tanto, para la pérdida de peso.
Además de todo esto, los anacardos son muy ricos en minerales como magnesio o cobre, encargados de la regeneración de tejidos y del correcto funcionamiento del sistema inmune. Si todo esto no lo convierte en superalimento, además tenemos que agradecerle una fuente de triptófano, precursor de la serotonina y melanina y de la vitamina B3. Resumiendo, la clave de la felicidad en forma de fruto seco, ya que nos ayuda a mejorar el estado anímico y facilitan el descanso.
El lado oscuro de los anacardos.
En este punto estamos todos convencidos de que los anacardos son la fuente de la felicidad y estamos a punto de tomar nuestra bolsa de tela y acudir al supermercado más cercano a hacernos con una porción de este elixir vegetal.
Sin embargo, hemos dicho que pueden ser potencialmente venenosos. ¿Dónde está ese peligro oculto en el alimento que parecía que nos iba a dar la fuente de la alegría?
Los anacardos crudos son potencialmente venenosos, ya que contienen una sustancia altamente tóxica, el urushiol. Esta sustancia está en las hojas del árbol del anacardo, así como en la cáscara de la nuez y también está presente en otras plantas no comestibles como la hiedra venenosa. Esta toxina es especialmente severa a nivel cutáneo ya que un solo roce nos puede causar una dermatitis severa. Por lo tanto, si no trabajas en una plantación de anacardos y los encuentres en el árbol es muy difícil que encuentres un anacardo crudo.
Sin embargo, los expertos recomiendan que si se consiguen crudos, comerlos con moderación y parar en cuando se note irritación en la piel, inflamación o edemas, que son las reacciones leves que nos puede provocar el urushiol residual de los anacardos.
La pregunta que te ronda la cabeza ahora es, ¿y cómo extraen el fruto?
Para conseguir el anacardo que nosotros consumiremos es necesario calentarlos, para que se desprendan de la cáscara con seguridad, por lo que acaban tostándose y perdiendo el urushiol que se descompone con el calor.
En el momento que los anacardos caen del árbol son tóxicos, pero cuando se tuestan (bien al sol o con métodos industriales), la mayor parte del urushiol se elimina. Posteriormente se les quita la cáscara, se vuelven a secar y se pelan, quedando libres de esta toxina.
Los anacardos a nuestro alcance
Los anacardos que se comercializan suelen estar tostados o fritos, incluso garrapiñados, por lo que el riesgo de envenenarnos con el urushiol es casi inexistente. Aunque en el paquete aparezcan como “crudos” han sufrido un proceso de calentamiento en la plantación para extraerlos. Sin embargo, en este caso se recomienda comerlos con precaución ya que grandes cantidades pueden resultar más tóxicas que el caso de los tostados o fritos.
Todos los anacardos que encuentres en el supermercado han superado un proceso de cocción y tostado que elimina el urushiol de su composición.
Comer o no comer, esa es la cuestión
Comer, con toda la seguridad. A nuestro alcance no vamos a encontrar anacardos crudos, por lo que su consumo es totalmente seguro y beneficioso. (Si, ya puedes tomar tu bolsa de tela y bajar al super).
Siguen quedando restringidos a aquellas personas alérgicas a los frutos secos, pero no por el anacardo en sí.
Y recuerda, si ves un árbol de anacardos, no lo toques.