Hoy, 3 de junio, es el Día Internacional de la Sidra, ya que esta fecha simboliza el principio de la temporada de sidra a nivel mundial.
La sidra, una bebida de baja graduación alcohólica a base de manzana se consume a lo largo de todo el mundo en diferentes variedades. Algunas de las formas más famosas son la sidra asturiana, que es candidata al Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Sin embargo, esta bebida es el refresco de muchas gargantas desde Estados Unidos hasta Japón.
La sidra
La sidra es una bebida alcohólica de baja graduación ya que las manzanas son bajas en azúcares. Estos son los responsables de la creación del alcohol durante la fermentación con levaduras de las frutas. Cuando la levadura se ha comido todo el azúcar presente en la fruta, nuestra sidra tiene entre un 4 y un 5% de alcohol. En este momento tenemos lo que se denomina sagardo o sidra vasca. Si añadimos otra ronda de azúcar, la fermentación continúa creándose las clásicas burbujas de la sidra asturiana.
Historia de la sidra
Alrededor del año 55 a.C, con la conquista de Britania por parte del Imperio Romano, se comienza a expandir el consumo de esta bebida que los celtas ya disfrutaban desde antaño. Sin embargo, fue el sur de Inglaterra, Francia y España donde se perfeccionó la fermentación y destilación de las manzanas para dar la sidra que consumimos hoy.
Durante el siglo XVIII toda Europa bebía sidra ya que era más segura que el agua, que podía contener parásitos y bacterias potencialmente mortales.
Durante el siglo XIX, Johnny Applessed creó los primeros viveros de manzanos de variedades nativas de América, ya que no empleaba injertos, con los que creaba dos variedades de sidra: la normal y la dura. Para los estadounidenses, la sidra normal es zumo de manzana sin filtrar, mientras que la sidra dura es la que conocemos por sidra en Europa.
Celebra el Día Internacional de la Sidra
Desde vozdecatador.es te proponemos que celebres el Día Internacional de la Sidra como se merece.
Lo primero de todo, necesitas una botella de sidra. El tipo de sidra la dejamos a tu elección, pero a nosotros nos gusta especialmente la sidra vasca, que es ligeramente más amarga que la asturiana. Lo más importante es que esté fresca, ni fría ni caliente. Fría pierde la mayor parte de sus aromas y caliente es bastante desagradable. La temperatura óptima para su consumo es entre 10 y 12ºC.
Lo siguiente que necesitas es un vaso y un poco de puntería. Lo mejor es que tengas un vaso ancho, que es lo tradicional para tomar la sidra en vez de una copa. La sidra está mejor cuando se escancia: sírvete desde la botella al vaso desde una altura considerable. Al golpear la sidra contra el vaso, hacemos que los compuestos aromáticos de la sidra salgan al aire y se potencia así todo su sabor.
Los maestros sidéreos levantan la botella por encima de la cabeza y bajan el brazo del vaso todo lo posible. Te invitamos a ir subiendo la altura poco a poco desde una altura con la que te encuentres en una posición cómoda y vayas aumentándola con la práctica y el tiempo. Con un poco de constancia (con moderación) conseguirás la técnica perfecta de escanciado.
No llenes el vaso, la magia de la sidra es el culín, una medida de unos dos dedos de sidra que puedas beber de un solo trago después de escanciar. Así todos los aromas y sabores de tu sidra estarán danzando en armonía para tu disfrute.