Hoy, 20 de marzo, es el día internacional del macaron. Este delicioso postre nos transporta a París con solo nombrarlo, pero su origen está en Italia. Si quieres conocer un poco más de estas delicadas delicias, sigue en este post.
Origen e historia del macaron
Aunque su nombre nos trasporte a todo el glamour y la elegancia de París, los macarons surgieron en el siglo XVI en Italia. Sin embargo, Catalina de Médici los introduce en Franca en 1581 por motivo de la boda del duque de Joyeuse. Además, fueron el postre del enlace entre Luis XIV y Maria Teresa de Austria y Borbón en 1660. A partir de ese momento comienza su expansión por toda Francia hasta convertirlos en su icono, convirtiendo a la reina Maria Antonieta en auténtica amante de estos dulces. La reina de Francia consumía los macarons de la pastelería Dalloyau, que aún existe.
Inicialmente, los macarons se consumían sin relleno. Cada tapa se consumía por separado como una galleta crujiente.
En 1862, Louis Ernest Ladurée, molinero, funda su propia panadería en la Rue Royale de París y comienza a elaborarlos con dos tapas y mermelada o ganaché en el centro. Han nacido los macarons que conocemos hoy en día.
Además, en Montmorillon, se encuentra el Musée de l’Amande et du Macaron, que recoge toda la historia de este aristocrático postre.
La receta
El macaron no es más ni menos que una galleta crujiente hecha a partir de clara de huevo, almendra molida y azúcar y azúcar glas. Después, su relleno es un ganaché. Hay dos métodos principales para su elaboración, el francés y el italiano, que se diferencian en la preparación del merengue que los compone.
Estas galletas crujientes por fuera y suaves por dentro suelen ser de colores según el sabor del ganaché del centro, pero siempre se eligen delicados tonos pastel como rosas suaves para los de fresa o frambuesa, verdes menta para los de menta o matcha, o delicados amarillos para los de vainilla. Esta combinación de colores los hace tremendamente chic e irresistibles.